Salud

Antecedentes

Para las personas es sumamente importante gozar de una buena salud, así como de los muchos beneficios que esta aporta, entre ellos un mayor acceso a la educación y al mercado laboral, un aumento en la productividad y el patrimonio, la disminución en los costos de atención a la salud, buenas relaciones sociales y, por supuesto, una vida más larga.

 

Esperanza de vida

La esperanza de vida es la medida de la salud más utilizada, aunque solo toma en cuenta la duración de la vida de una persona y no su calidad. En los últimos 50 años ha habido avances notables en la esperanza de vida en los países de la OCDE. En promedio, en todos los países de la OCDE la esperanza de vida al nacer llega a los 81 años, un aumento de más de 11 años desde 1960. Las mujeres viven alrededor de cinco años más que los hombres, con un promedio de 83.6 años, en comparación con 78.3 años de los hombres. El país de la OCDE que tiene la esperanza de vida más alta es Japón, con una esperanza de vida promedio de 84 años. En el otro extremo de la escala, la esperanza de vida más baja entre los países de la OCDE es la de México, de 75 años. Por su parte, la esperanza de vida en Brasil es de 76 años, en tanto que la Federación de Rusia y Sudáfrica tienen una esperanza de vida promedio de 73 años y 64 años, respectivamente.

Análisis recientes realizados por la OCDE sugieren que el crecimiento en el gasto en atención a la salud ha contribuido a mejorar la esperanza de vida, pero otros factores, como el aumento en los estándares de vida, las mejoras en materia de medio ambiente, los cambios en el estilo de vida y la educación, también contribuyen de manera importante. Si se consideran en conjunto, explican gran parte de las diferencias entre países en el renglón de la esperanza de vida, así como los cambios a lo largo del tiempo. Es posible lograr un mayor avance en el estado de salud y la esperanza de vida de la población si se pone un mayor énfasis en la salud pública y la prevención de enfermedades, en especial entre los grupos desfavorecidos, y si se mejora la calidad y el funcionamiento de los sistemas de atención a la salud.

Las enfermedades crónicas (no contagiosas), incluidos el cáncer, los padecimientos cardiovasculares, los trastornos respiratorios crónicos y la diabetes, son ahora las causas principales de discapacidad y muerte en los países de la OCDE. Muchas de estas enfermedades pueden prevenirse, ya que se relacionan con estilos de vida que es posible modificar. Las personas que no fuman, que consumen alcohol en cantidades moderadas, mantienen una actividad física, llevan una dieta equilibrada y no padecen sobrepeso u obesidad corren un riesgo mucho menor de muerte temprana que quienes tienen hábitos poco sanos.

 

Las personas informan sobre su salud

La mayoría de los países de la OCDE realizan encuestas periódicas mediante las cuales las personas proporcionan información sobre diferentes aspectos de su salud. La pregunta frecuente “¿Cómo calificas tu salud?” permite recabar datos sobre la percepción de las personas acerca de su propio estado de salud. A pesar del carácter subjetivo de la pregunta, se ha encontrado que las respuestas recibidas son un buen indicador del uso que en el futuro hará la persona de los servicios de atención a la salud. En los países de la OCDE, cerca del 68% de la población adulta dice que su salud es “buena” o “muy buena”. En Canadá y Estados Unidos, el 88% de los adultos señalan que gozan de buena salud, mientras que en Japón y Corea, a pesar de sus muy alta esperanza de vida, menos del 40% de la población califica su salud como “buena” o “muy buena”. Distintos factores culturales y contextuales pueden afectar las respuestas a esta amplia pregunta sobre el estado de salud.

Es más probable que los hombres indiquen tener buena salud que las mujeres; en promedio, en la OCDE el 71% de los hombres informan que su salud es “buena” o “muy buena” en comparación con el 66% de las mujeres. La brecha es mayor en la Federación de Rusia, Portugal y Letonia. La edad y la condición social también influyen en las respuestas. No sorprende que los ancianos digan que tienen peor salud, al igual que los desempleados o aquellos con un nivel menor de educación o ingresos. En los países de la OCDE cerca del 79% de los adultos con un ingreso disponible en el 20% superior de la escala de ingresos calificó su salud como “buena” o “muy buena”, en comparación con cerca del 58% de los adultos con un ingreso disponible en el 20% inferior de la escala.

Salud en Detalle por País